SABIDURÍA DE LO VIVO

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SABIDURÍA DE LO VIVO

SABIDURíA DE LO VIVO

SABIDURíA DE LO VIVO

Autopoiesis: Todo ser se despliega desde adentro como las semillas

 

La biología destapa algunos secretos importantes: La condición autopoyética,

autorregulada, cooperativa y an-árquica de la vida.

Hasta ahora parece como si la vida se interpretase por la Realidad;

se trataría empero de reinterpretar la Realidad por la vida.

ORTIZ-OSÉS

 

‘Autopoyesis’ es un término utilizado por los biólogos Humberto Maturana y Francisco Varela para designar la capacidad de la vida de auto-organizarse y de reproducirse a sí misma. Según estos autores, un sistema autopoyético es un sistema que en vez de ser programado desde fuera, se hace a sí mismo, pero que está abierto para recibir y producir.

El sistema autopoyético se define, entonces, como una organización cerrada (que se hace a sí misma y no está programada desde fuera) y una organización abierta (que produce, da y recibe).

Para comprender qué es la vida, más allá de nuestra semántica, hay que comprender que las condiciones que permitieron la aparición y la consolidación de un ente orgánico son las mismas que pueden permitir su permanencia, su equilibrio estable, su autorregulación. Por eso la autorregulación, que es, a pesar de todo, un fenómeno sensible relativamente perceptible y asequible para nuestras mentes, nos acerca a entender el concepto de autopoyesis.

La vida, pues, es un sistema autopoyético con capacidad autorreguladora, en otras palabras: ni hay creadores ni hay legisladores externos al sistema.

Un motor necesita que alguien lo fabrique, necesita una fuente de energía y alguien que lo active y lo maneje.

Cuando decimos que algo tiene vida propia, entendemos que no necesita nada de eso; proviene de la misma vida, de una larga filogénesis: se autorregula y es un ente autopoyético.

En el mundo material, no en el mundo de las ideas, la capacidad de autorregulación, es decir, la no necesidad de algo exterior que nos gobierne, es un correlato de la autopoyesis.

La ley es, relativamente hablando, producto de los tiempos modernos. La especie humana vivió siglos sin ninguna ley escrita.

Caos es armonía, eficacia, perfección. An-arquía es la cualidad básica de los sistemas autopoyéticos, puesto que no hay entes superiores que dicten leyes ni las mantengan:

No hay Poder: la vida es an-árquica.

Las formas orgánicas son al mismo tiempo, caóticas y perfectas; caóticas porque no hay un orden predeterminado ni un patrón de conducta: no se fabrican con moldes fijos ni maquetas; y son perfectas porque realizan perfectamente los procesos vitales que sustentan.

El conocimiento de la vida, su condición autopoyética y an-árquica, se oculta en medio de una profusión de información y de conocimientos dispersos. Como si estudiásemos los órganos, los tejidos y las células de nuestro organismo por separado y nos ocultasen que forman parte de nuestro cuerpo, su función y su interrelación (armónica, an-árquica) como partes de un todo. De este modo, a pesar de todos los conocimientos –cada vez más específicos, más sectorializados, como si la verdad estuviese en el interior de cada corpúsculo sólido de vida, y no en la interrelación de sus formas y procesos, en su movimiento asociativo–, y a pesar de los avances tecnológicos para estudiar la vida, como decía Saint Exupéry, lo ESENCIAL permanece invisible, indecible e impensable porque nuestro mundo simbólico y nuestra semántica ocultan lo que es la vida. Y se oculta, porque si los seres vivos tienen como cualidad la autorregulación, y si su agrupación, por muy compleja cuantitativa y cualitativamente que sea, no es jerarquización, la necesidad de cualquier tipo de gobierno o de jefatura queda en entredicho.

 

Cooperación

Buscar el placer, evitar el dolor es la vía general

de acción (algunos dirían Ley) del mundo orgánico.

Sin esta búsqueda de lo agradable, la vida misma

sería imposible.

Los organismos se desintegrarían,

cesaría la vida.

KROPOTKIN

 

Como seres humanos somos seres adictos al amor y

dependemos, para la armonía biológica de nuestro

vivir, de la cooperación y la sensualidad, no de la

competencia y la lucha.

HUMBERTO MATURANA

 

Todo por vivir amando vive

BALTASAR ELISO DE MEDINILLA

 

La cualidad o la condición primordial de la vida, es la cooperación; o como a Kropotkin le gustaba decir, la ayuda mutua. La cooperación se da porque cada ente orgánico no vive aisladamente, sino en tanto que parte de un todo, en interacción con un entorno determinado. La cooperación es también cualidad básica de la vida. Ningún ente orgánico puede sobrevivir aisladamente, porque tod@s y cada un@ de l@s que formamos parte de Gaia hemos surgido como parte y resultado de una cadena de seres vivos, y ser parte de ese sistema es nuestra condición.

La simbiosis y la asociación de las formas de vida es la definición misma de la vida.

La reproducción de los seres vivos y las interrelaciones que establecen tienen, pues, un sentido, el sentido de la conservación y de la autorregulación; y eso es lo que llamamos, pendientes de la revolución semántica, la ‘sabiduría’ de lo vivo.

Hay que tener siempre presente que tenemos la tarea ineludible de machacar los conceptos que se han ido fijando a lo largo de milenios de civilización antigaiática, porque dichos conceptos asocian ideas a fenómenos naturales de manera falaz, y además están encadenados entre sí dando una apariencia coherente a esa realidad ficticia, esa concepción del mundo que oculta la condición de la vida.

 

El ‘caos’ es ausencia de ley y de gobierno, de disciplina y de orden exterior; la armonía y la eficacia se producen cuando no se bloquea la ‘disciplina’ y el ‘orden’ interno, el continuum filogenético; y esto significa que las relaciones caóticas entre los entes orgánicos vivos son también sabias, porque éstos ‘saben’ vivir –y ‘saben’ sin saber que ‘saben’; ‘saben’ buscar el bienestar, la armonía, el equilibrio autorregulador . La vida se reconoce a sí misma mucho antes de que hubiese libros de Biología, advierten Margulis/Sagan.

 

Todo lo vivo es caótico y sabio al mismo tiempo.

 

Inherente al ser vivo hay una sabiduría innata, algo que no ha sido definido pero que se intuye cuando ponemos el calificativo de ‘vivo’ a algo. Algo ‘vivo’ es algo que se mueve por sí mismo y que lleva inherente lo que a veces llamamos un ‘sentido de la vida’. Este ‘sentir ’de los entes orgánicos es lo que les lleva a fluir y confluir entre ellos; es parte de su ‘sabiduría’ y de su ‘sensibilidad’.

La vida es siempre por definición un movimiento sabio.

En los procesos vitales de cualquier ente orgánico, todo se autorregula, todo funciona, todo se transforma, sin capataces ni encargados¸ sin jefes de departamento ni directores generales.

Habitualmente vemos la vida desde nuestra Realidad. Se trata de ver la Realidad desde la vida.

Sin relaciones de Poder ni bloqueos devastadores, las células, los tejidos, los órganos y los sistemas funcionales de un animal están perfectamente articulados y sintonizados para realizar sus sabios movimientos autorreguladores.

Para establecer la injerencia exterior que se presenta como necesaria para la vida, el impulso vital autopoyético, el deseo de la criatura humana, se niega, se oculta o se sublima. La injerencia exterior queda así establecida como necesaria, puesto que el impulso vital no existe (y el deseo es maligno). El Poder entonces queda justificado.

El Poder presenta aquello que desea domesticar como algo ‘inferior’, para imponerse como ‘superior’, con derecho a controlar, a decidir y a acaparar las producciones de lo inferior. La jerarquización, una vez ocultado semánticamente el movimiento armónico de lo vivo, se presenta como necesaria para la vida.

La ruptura de la simbiosis primaria humana, el bloqueo de la producción deseante en el primer estadio de nuestra vida, es un caso claro de perturbación de la autorregulación de la vida y de su fluir asociativo.

La ley dictada por la autoridad humana quiebra esa autorregulación creando en lo somático y en lo psíquico todo tipo de patologías; entre ellas el tánatos (la capacidad para la crueldad), la tiranía y la sumisión (la capacidad para devastar y apropiarse de los bienes y la capacidad para mandar, y/o para vivir en estado de sumisión).

Ningún ente orgánico puede sobrevivir aisladamente, porque todas y cada una de las que formamos parte de Gaia hemos surgido como parte y resultado de una cadena de seres vivos, y ser parte de este sistema es nuestra condición. La simbiosis y la asociación es la definición misma de la vida. Por ejemplo, un animal es todo el mismo asociación de células, de tejidos y órganos; su crecimiento, su supervivencia, hasta ser animal adulto, depende también de la asociación. La vida es asociación y no es lucha. Cuando vemos una planta o un animal, vemos agrupación. La reproducción de los seres vivos y las interrelaciones que establecen tienen, pues, un sentido, el sentido de la conservación y de la autorregulación; es lo que llamamos: LA SABIDURÍA DE LO VIVO.

 

Ana Florencia Falca

Agosto 2024

 

 

Diseño y Estadística Biomédica H&B

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